lunes, 14 de octubre de 2019



Qué me importan los signos de la noche
y la raíz del eco funerario que tengan en mi pecho
Qué me importa el enigma luminoso, los emblemas que alumbran el azar
Y esas islas que viajan por el caos con destino a tus ojos
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío
Qué me importa el nombre de la nada, ni del azar que representa
El nombre del desierto infinito
O de la voluntad

Te hablan por mí las piedras aporreadas
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto, la hierba sobreviviente atada a la aventura
Aventura de luz y sangre de horizonte
Sin más abrigo de una flor que se apaga
Si hay un poco de viento

Eres más hermosa que la golondrina atravesada por el viento
Que un faro en la neblina buscando a quien salvar
Con la cabeza levantada y todo el cabello al viento
Cabellos donde el sol va a buscar sus mejores sueños
Con tus ojos que evocan un piano de aromas
Una bebida de paroxismos
Una flor que está dejando de perfurmar

¿Qué sería del universo si tú no estuvieras?
Un comenta sin manto
Muriéndose de frío

Si tú no estuvieras,
Las estrellas, a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino


domingo, 6 de octubre de 2019

Puedo decir con agrado que
todas
las entradas de este blog
fueron escritas después
de septiembre
los meses
más de mierda
jamás creados

No entiendo por qué, pero en estas fechas
me pregunto
¿Qué hice?
¿Logré algo?
Nada.
No logré
nada

porque soy promedio
porque no tengo nada bueno que ofrecerle al mundo
porque soy un parásito
porque me parezco a Gregor Samsa
porque me leí Crimen y Castigo
porque todos los días son la misma mierda

porque nada sorprendente sucede
solo hay hastío
gris
túneles azules por los cuales viajo
con su horrendo ruido metálico
escuchando en un parlante reventado
una canción en inglés
que a duras penas logro entender
y te duermes
al llegar
y no quieres dormir porque piensas que es tiempo muerto
y quieres dormir porque piensas que así te olvidas de todo

sí, dormir
tal vez soñar
ese es el único momento
en que quizá me sienta bien
en ese sueño
que no logro recordar
al despertar

será tan así?
por qué tuve que existir?
es abruptamente patético
que un hueón de 25 años
se pregunte esta mierda
a
esta altura de la vida.



el abrazo de la muerte debería ser algo indoloro
¿no es tanta la mierda que ya debemos soportar?
¿para más encima tener que soportar el dolor
de la estúpida muerte?
es esto una joda
una maldita broma
o qué?
la tardanza de la ley
la pena de un amor menospreciado
la soberbia del poderoso
la afrenta del corrupto
dime quién carga
y lleva esas penas
que no llevan
a ningún lado
y si no fuera
por lo que se esconde en ese
lugar del cual
ningún viajero ha vuelto
si no fuera por el temor
si no fuera por el sufrimiento que esgrime
contra el acto
de querer
ser libre
ya me hubiese ido

jueves, 22 de agosto de 2019

Me siento viejo. Es notable tener 25 años y darte cuenta de que el tiempo pasa cada vez más rápido, darte cuenta de que la vida se hace cada vez más corta, naturalmente. Esto da pena, da pena saber lo solo que estás, da pena saber que lo único que puedes hacer para sosegar ese sentimiento es trabajar, estudiar, y esforzarte noches enteras y vivir la adrenalina de si podrás repetir como loro estúpido lo que tu cansado cerebro engulló y que te aprueben.

Cada día veo caras lejanas, ocupadas, absortas en sí mismas y en sus propios problemas. Yo, por mi parte, debo actuar igual, y debo suponer que todo está jodidamente bien, de que estudio como es debido. Luego llega el verano, te empiezas a dormir más tarde para despertar hecho mierda y pensar en ella. Sí, en ella, la que se fue hace tanto tiempo y aún recuerdo cada jodido día. ¿Se acordará de mí?.

Soy patético, estoy solo y fracasado. No hay nada bueno en mí, no sé en qué aportar verdaderamente. Solo se acercan para pedir y preguntar, jamás para saber cómo estoy. Esta es la eterna soledad. ¿Te acuerdas cuando nos decíamos buenos días y buenas noches cada día?. Extraño eso.



¿Qué me esperará para el maldito futuro?, ¿qué camino debo tomar?. Sé que soy joven aún, entre comillas. Espero que algo fenomenal suceda pero no es así, ya no tengo ese suspenso jovial, cuando tienes muchas ganas y harto tiempo. ¿Qué debo hacer?

https://www.youtube.com/watch?v=KtlgYxa6BMU

miércoles, 10 de enero de 2018

Otra entrada nueva para ti

Cada vez que salgo de mi casa solo, y veo la misma luz, los mismos árboles, las mismas calles, los mismos bancos y el mismo cielo, acaso. Todo es jodidamente igual que aquella vez. Un dolor silencioso se cuela desde mi alma, desde las raíces más profundas de mi alma se cuela y permanece callado, inmóvil, pero lacerante de todas maneras. No hay con quién conversar ni contar acerca de esto, nadie me va a entender, nadie está dentro de mi como para siquiera entender lo que verdaderamente hay dentro de mi, este dolor tan horrendo. Desearía no existir.

Extraño tanto esas veces que íbamos de la mano por esas calles de por acá, yo era el loco más feliz del mundo. Fuí feliz en algún momento, todavía no lo puedo creer, no sabía que podía experimentar tal nivel de dicha, fue un éxtasis de dicha.

Pero ya no hay nada de eso...sólo rastros, recuerdos vagos.

Nada ha cambiado. Yo sigo siendo el mismo hueas que hace 2 o 3 años, pero cuando veo fotos tuyas, tan feliz, tan rebozante de éxitos y suculentos porvenires me da una envidia tremenda, porque yo no tengo nada de eso, no alcanzo ni a ser ni un ápice de lo que tú eres, en la mujer que te has convertido y te vas convirtiendo. Soy el fracaso. Siento tanta lástima de mí, por qué cresta me tocó tener que vivir, yo ya no quiero vivir. No tengo nada bueno que ofrecer a los demás. No hay nada. Por qué cresta me tocó ser tan débil, penca y feo, ¿por qué?

He intentado salir de la mierda, pero me siento tan solo. Es horrible estar solo. En un rato estás en la pantalla evadiendo lo real, y luego, cuando te despiertas en las mañanas lo recuerdas todo y entonces el dolor renace nuevamente. Te acuerdas de los males. El mal siempre está ahí buscándome y yo no me puedo alejar de él tan fácilmente. La paja, el querer morir estáticamente como una piedra.Hundirme bajo la tierra es quizá lo que atesoro sin saber en mi alma.

Vaya, qué envidia me das. Tan bella, exitosa, inteligente, llena de amistades que te quieren y un cuágulo de hueones que sin duda te deben estar rondando......vaya perfección. ¿Y el saco hueas por el que me dejaste, estarás con él nuevamente? Yo cacho que sí.

Y en cambio yo, un pobre y triste saco hueas, que no recibe un mensaje de una mina hace semanas. Al que nadie saludó para año nuevo y navidad. Que es feo, penca y tonto. Lleno de amarguras y mierda por dentro, incapaz de que le vaya bien en la u y ayudar a sus padres.

No puedo cambiar........¿se puede???? ¿que alguien me explique cómo chucha lograr un poco de virtud???????????????????????????????????


Deseo extinguirme y no puedo, estoy atado a la realidad.




domingo, 19 de noviembre de 2017

No sé por qué en estos últimos días, a ratos, siento un enorme odio. Odio contra mi mismo, contra el mundo, contra la vida, contra todo. Odio haber nacido en un mundo tan jodidamente hipócrita, o quizá yo sea el único hipócrita aquí porque tengo que modelar una sonrisa que no es parte de mi, que es falsa, artificial, y actuar de una manera con la gente que me rodea que me parece sencillamente pueril y mezquina. No estoy de acuerdo con esto, y esta continua contradicción en el diario vivir es lo que me pone mal. ¿A qué se deberá? Ni yo mismo lo sé. A veces pienso que puede ser la misma adolescencia de la cual quiero escapar lo más pronto posible; algunas veces también he pensado que quizá la mejor edad sería la vejez (con una buena pensión, claro), porque me doy cuenta que la gente de edad es más pacífica, tranquila, no sigue modas hueonas ni tiene metas claras, llegan a esa edad donde sólo hay que acercarse a Dios, a valorar las cosas más importantes y sencillas de la vida. Llegas a esa etapa donde empiezas a disfrutar de un buen vino sin tener que poner la música fuerte.

Pero yo estoy lejos de todo eso. Tengo apenas 23 años, y aunque dudo mucho que vaya a tener una vejez tranquila y, peor aún, llegar a esa edad, es notablemente jodido estar en esta etapa muy bien llamada adolescencia; lleno de dudas, de mierdas que te meten en la cabeza, de inseguridades hueonas, rodeado de personas con las misma mierda en la cabeza y que son igual o peor de superficiales que uno; apocados en esa constante de sacar un cartón y el carretito de fin de semana o preferir quedarse en la camita sapeando el Facebook. ¿Puede haber una existencia más patética o egoísta que esa?, ¿en qué mierda nos hemos convertido?

Yo he intentado cambiar alejándome de toda esa mierda, pero la verdad es que cuesta demasiado. Estoy unas semanas bien y luego todo recae, como la caca. He intentado acercarme a la literatura clásica, a las grandes obras; a dejar el porno y el internet lo más posible, a acercarme más y honrar más a mis padres y aceptar a Dios. Pero pareciese que mi cerebro fuese adicto a todos estos males y que a medida que intento acercarme a todo esto más solo me siento, me hace sentir raro y lejos del resto porque no comparto sus formas.

Puede que de allí venga el odio que siento, quizá no, la verdad es que me siento cansado no físicamente, sino emocionalmente de vivir en esta jaula donde tengo que ver las mismas caras cada día y hablar literalmente nada. Nada de las conversaciones que tengo con la gente es algo sustancial, ni que pueda realmente llegar a valorar y que me haga propugnar algún cambio para bien; una excepción a esto son mis padres que siempre me aconsejan para bien, pero del resto no puedo extraer nada así, casi nunca, muy pocas veces. Es esa falta de ejercicio dialéctico de la que adolezco cada día la que me hace sentir jodidamente vacío, acaso. Pero yo soy incluso peor porque caigo en el mismo juego de hablar por hablar, de soltar todo ese río de caca hecho de palabras que van a ningún lado.

Yo tampoco soy un bien para los demás, no tengo casi nada bueno que ofrecer al resto. No sé hacer nada útil, sólo mi juventud puede ser de utilidad para quién esté desvalido o la poca plata que llevo de repente para alguna persona indigente. ¿Pero qué mas dá?...¿acaso eso me convierte en alguien necesario para la humanidad?. No. No veo nada bueno en existir. Quizá la muerte sea el único camino, al menos así lo veo ahora, pero soy muy jóven y estúpido para entender la vida y lo que hay en mi mente son sólo suposiciones ya supuestamente refutadas, nada nuevo. ¿Puede haber algo más acongojante que ser estúpido y adolescente?

sábado, 27 de agosto de 2016

Carta a nadie sin título.

Me da pena saber que ya no estás aquí conmigo, que tu olor es como un fantasma, que tu voz es como aire que aparece a veces, un olor del aire que no quiero recordar pero que está ahí y me trae recuerdos que tampoco quiero recordar. Dejaste tu polerón negro y en un rincón que no quiero recordar está. Jodidamente solo, apretado entre cachureos, tal como me siento yo.

Quiero que te vayas lejos de mis pensamientos. Que te desaparezcas entre la nada, que seas feliz y que ya sienta que no te debo nada ni tú tampoco a mi. Quiero pensar que han pasado mil años y ya estoy en otra etapa, que han aparecido nuevas luces en mi vida.

Aún recuerdo la basura que escribí abajo, no sé por qué la forma, pero sí recuerdo que estaba totalmente bajo el yugo del miedo y la desesperanza por volverme a Arica y estar sin ti. Y sí, en parte me vine a estudiar a Santiago porque quería estar más cerca de ti. En parte fue por ti y por mi. Agradezco que las cosas hayan sucedido de esta manera porque de alguna forma siento que me han hecho crecer y mirar de otra forma la vida, forma que quizá no hubiese entendido en el desierto y estando lejos de ti, mi amor, aún te recuerdo y me  sacas lágrimas. Lástima que ya no volverás. Y sólo digo y pienso cada día, que ambos estaremos mejor así. Sin vernos. Sin tocarnos ni mirarnos. Debo mirar hacia lo que viene.


Ya no quiero que me vuelvas a hablar por esa aplicación estúpida. Ya no quiero que pienses en mi ni que te de pena que yo me sienta mal, ni que esté jodido académicamente. Yo soy el culpable y debo asumirlo todo.

Ya no quiero pensar en ti ni tener la esperanza en que volverás. Prefiero pensar que las cosas suceden por algo y que lo nuevo vendrá poco a poco. Sé que es difícil, pero ya pasará.

A veces pienso que ya no estaría tan mal si me hubieses dicho que te atraía otra persona desde el día en que te atrajo. Sé que quizá las cosas al principio pueden verse dudosas, pero es que de las dudas nacen las certezas, y de las certezas la propia realidad. De todas formas no te guardo rencor por eso, te perdono porque te amo y te perdonaría muchas cosas más. Lástima que me haga mal verte, leerte y escucharte. Eso no es amor, es desamor. Lástima que la hermosa amistad que sentí alguna vez se haya diluido entre tu ''ya no siento lo mismo por ti''.

Eres una mujer maravillosa, capaz de dar mucho amor. Te mereces algo mejor que yo en estos momentos, no soy el hombre que buscabas. Sé que pronto llegará a ti.

Te deseo lo mejor.
Nadie, nunca, jamás.

martes, 17 de noviembre de 2015

Insete título aquí


Primeramente no quiero entrar en detalle, ni del por qué estás aquí. Si ves esto, bien, si no, bien también; lo digo porque espero que estés bien, y ese es el único detalle que importa. Lo demás basura. Así sin más.



Debo agregar que fue una experiencia dulce el hecho de estar en cama cada día arrellanado bajo un techo blanco y el frío del cerámico, que disiente el horroroso calor que fluye por estos días. Trato de sentirme bien, en todo caso, hace tiempo que dejé de ir donde la psicóloga, que solo me trae momentos de paz descarnados, pero por momentos, donde la realidad se vuelve algo transparente y suave por poco tiempo. Pero luego, como si estuviese descalzo, todo vuelve a herir como antes. Quisiera estar en ese trance todo el tiempo, pero ya no hay tiempo para eso.

El frío anexo de la montaña que ronca la gélida displicencia del viento. Tomada de ambas manos, se retuerce desanimada en el tiempo del año que brota en el alma del individuo en la sombra. Tus manos, tu cuerpo, tus dedos bajo la almohada que buscan acomodarse bajo la indirecta soledad que te trae estar soñando, soñar sin soñar, ver y no ver al mismo tiempo. Decir por decir. Hablar por hablar. Jadeante, malsonante, buscando la tercera parte y el vínculo hacia lo desconocido. Inextricable, inexplicable, inimaginable y desentendida de todos, de cada uno, acaso.


El cansancio agota, agota estar cansado de lo mismo, de todos los putos días, de las mañanas de desayuno, del culto al exceso, del brote calamitoso de las máquinas de los viajes. Búsqueda sin piedad del extremo mayor. Cucarachas robotizadas, peor que una cucaracha común. Adicta al óxido y a los aceites refinados. Que ya no confía en sus mecanismos y no por su propia voluntad. Está bien. Allá yo. Qué más da. No vale construir textos dadaístas en una mente desequilibrada, rotando ante sí, como los columpios o los trompos.